martes, 11 de febrero de 2014

Keith Jarrett The Köln Concert

Uno de los momentos más grandes de la história de la música contemporánea fue ese día que Jarrett se inventó el Köln Concert ante la mirada atónita de los alemanes que acudieron al "Cologne Opera House".
Lo que no sabía era que es el album de jazz solista más vendido de toda la historia. 



“Yo no soy compositor. Yo no creo música, yo sólo la interpreto. La música está en el aire, ya existe. 
Yo la busco y la hago sonar en el piano”. 

A finales de los años sesenta Keith Jarrett solía tocar en “El Camaleón” una sala de jazz del barrio latino en París. Allí empezó a deslumbrar por su particular forma de tocar y de improvisar. Miles Davis que acudía a menudo a esas actuaciones se le acercó un día y entre fascinado e intrigado le preguntó: “¿Cómo lo haces? ¿Cómo puedes tocar a partir de la nada?”. Jarrett le contestó: “No lo sé. Porque la pregunta no es esa, la realidad es la de saber si un músico concibe la nada como la falta de algo, o como un ‘todo’ que surge espontáneamente”.   

Años más tarde, el viernes 24 de enero de 1975, el pianista de jazz Keith Jarrett tiene previsto ofrecer un concierto en el “Cologne Opera House” en Colonia. Un concierto grabado en directo que se convertirá en “The Köln Concert”, uno de los mejores discos de jazz y de un pianista en solitario de la historia.

Pero momentos antes del inicio todo lo que rodea a ese concierto es negativo. Con un Keith Jarrett que llega a Colonia, junto al productor Manfred Eicher propietario del sello  ECM, después de un largo viaje desde Zurich en un Renault 4, agotado por la falta de su sueño (lleva 24 horas sin dormir) y con un fuerte dolor de espalda (tendrá que actuar con un corsé ortopédico). La hora programada las 23:30, una hora poco usual para un concierto, pero que se ha atrasado por culpa de una representación de ópera.

Keith Jarrett (que entonces tiene 29 años) ha solicitado para el concierto un piano Bösendorfer 290 Imperial y para su desesperación el piano elegido ha sido sustituido por error por un piano de cola Bösendorfer utilizado para los ensayos del coro de la opera. Las teclas de las zonas laterales no dan las notas correctamente y los pedales fallan. Ante ese panorama Jarrett se niega a actuar. La promotora del concierto, Vera Brandes que entonces tiene 18 años, intenta convencerle argumentando que se han vendido todas las entradas. En una entrevista posterior Vera Brandes recuerda “su sufrimiento al comprobar que el piano que había sobre el escenario no era el que había pedido Jarrett y sus inútiles esfuerzos para subsanar aquel error”. Al final Jarrett decide actuar.

Poco antes de la medianoche se sienta al piano y a las pocas notas suena el timbre de llamada de los descansos de ópera. Hay murmullos y algunas risas en la sala…

… Keith Jarrett ajeno a todo ello empieza a tocar con la cabeza agachada, a ratos acariciando las teclas, a ratos golpeándolas fuertemente, pisando los pedales con rabia, taconeando en el escenario siguiendo el ritmo, gritando, exclamando, quejándose, improvisando durante minutos sobre uno o dos acordes, creando sobre la nada, consciente de que sólo puede utilizar en condiciones la parte central del piano y aún así  cautivando a todos los presentes que tienen la oportunidad de presenciar ese concierto maravilloso.

Por suerte los técnicos de sonido deciden a última hora grabar el concierto para mantenerlo en el archivo de la sala. El técnico de sonido Martin Wieland se pasará después varios días encerrado en el estudio para intentar sacar el mejor sonido posible de aquella grabación que acabaría convertida en “The Kóln Concert”, 66 fabulosos minutos de composición espontánea y de  improvisación melódica divididos en tres partes en el concierto (cuatro en el disco).

¿Qué sintió Keith Jarrett aquel día al acabar el concierto? Para saberlo nos hemos de remontar a el año 2006. Ese año después de un concierto en solitario en el Carnegie Hall, en el que el pianista improvisó durante hora y media le dijo a un periodista: “He tenido la misma sensación que tuve 30 años antes en el concierto de Colonia. Mis gafas se caían, mis pantalones estaban retorcidos, estaba sudando, pero sólo pensaba que tenía que seguir, que nada me podía detener”.  De Jorge Sanchez

Sirvut cervus de Giovanni Pierluigi da Palestrina.

Sirvut cervus de Giovanni Pierluigi da Palestrina.
Un motete es un canto católico en latín.
En música los católicos se diferencian de los luteranos (Alemania) y los anglicanos (Inglaterra) en que sus cánticos religiosos tenían que estar escritos en lengua culta (latín). Teniendo una gran importancia la letra del canto, a pesar de la polifonía contrapuntística (muchas voces y cada una independiente), para la cual había uno de ser un experto musicalmente hablando y por tanto sólo estos podían participar en los cánticos de la iglesa católica. (Es que mi hijo mañana tiene examen de esto y me lo estaba recitando) Así aprendemos todos. jeje
Este canto está basado en el salmo 42 de la Biblia: el alma humana busca a Dios como el ciervo sediento busca las fuentes.

sábado, 8 de febrero de 2014

El David de Miguel Ángel.

Mi hijo me preguntaba hoy porqué la vida es tan dificil para él y tan fácil para otros niños. Yo le he dicho que todos somos una roca o un trozo de mármol pero sólo la cantidad de golpes que cada uno recibe es la que hace que salga algo más bello o más hermoso.
El ha sido mucho más golpeado y como es de mármol blanco acabará siendo tan bello como el David de Miguel Angel. Otros niños que siempre han tenido todo lo que han querido y mucho más que ni han pedido, acabarán siendo un trozo de piedra deforme.
Eso le he dicho y me ha parecido bien.

martes, 4 de febrero de 2014

Carlos Marzal y Oscar Peterson

A PROPÓSITO DE PHILIP SEYMOUR HOFFMAN

Estoy muy cabreado contigo, Philip. Esperaba de ti enormidades. Papelazos aún más extraordinarios que los que nos habías regalado. Eras el nuevo Brando, el nuevo De Niro. El nuevo Sean Penn. Con más registros incluso que ellos. Eras un genio. Morirse de sobredosis es una gilipollez. Una cagada monumental. Una torpeza imperdonable. Basta ya de glorificar los malditismos. Los grandes son grandes no por sus adicciones, sino a pesar de ellas. ¿A quién se le ocurre morirse de sobredosis? Qué mierda, Philip. Es como estar bebiendo whisky de la botella, tragarse el tapón y ahogarse. Nos has jodido a todos los que te adorábamos, y no quiero ni imaginar lo que has jodido a todos los que te amaban. Qué putada, Philip. Los dones como el tuyo no se pueden echar a la basura. Tenías una responsabilidad, joder.
He leído esto que ha escrito Carlos Marzal en su muro y de inmediato he recordado el día que escuché a Oscar Peterson decir: ...la vida entonces era muy dura y muchos sucumbían a las drogas pero yo no podía acabar como Billie Holiday o Chet Baker, yo tenía que sobrevivir y ser fuerte porque tenía mucha música que ofrecer.
Me encantó tanto, tanto.
Grande Carlos Marzal y grande Oscar Peterson por sobrevivir.