domingo, 16 de agosto de 2015

Sergi Bellver


Demasiada gente incapaz de comprender que "sensible" no es sinónimo de "débil" o "vulnerable". Un material puede ser sensible a los estímulos externos pero sólido y perdurable. Una persona puede ser sensible a las cosas del mundo y a los gestos, palabras y silencios de los demás, y al mismo tiempo fuerte y adaptable. La sensibilidad no tiene nada que ver con el sentimentalismo, la sensiblería o la fragilidad, como insisten en creer todos esos pobres cínicos y nihilistas con sus armaduras de vidrio, demasiado transparentes al ojo atento, vulnerables de veras al golpe que en el ángulo justo las hace añicos el día menos pensado. La sensibilidad, en lo personal, lo social, lo artístico o lo inanimado, no es otra cosa que ventaja, capacidad de registrar e interpretar la experiencia vital en todo su detalle, posibilidad de una respuesta más profunda y plena al medio y a los semejantes. No tiene nada que ver con la debilidad ni con la vulnerabilidad, que van por otro lado y pueden coincidir o no en un ser o un material sensible. Ni siquiera ante los golpes más duros se quiebran los seres y materiales sensibles cuya naturaleza es fuerte y adaptable. Aunque demasiada gente obtusa sea completamente incapaz de comprenderlo, condenada a registrar e interpretar siempre una porción tan mutilada de la experiencia vital. Gente "fuerte" en apariencia, pero ajena a la resiliencia, esa cualidad especial y casi inagotable de muchos seres y materiales sensibles.

resiliencia.
1. f. Psicol. Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.
2. f. Mec. Capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación.

                               

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