Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda
diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del
tiempo y su eficacia.
¿A qué llorar por el
caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano
de simiente?
No es bueno repetir lo
que está dicho.
Después de haber
hablado,
de haber vertido
lágrimas,
silencio y sonreíd:
nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas
para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.
Au café "Chez Fraisse", Rue de Seine - Paris - 1958
(Robert Doisneau)
"La invención de lo humano"
2 comentarios:
Precioso poema
Precioso poema
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