jueves, 13 de noviembre de 2014

Fernando Tornero Torner

Siempre he creído
que el castigo de mi soledad
es buscarte,
y es extraño
pues ésta desaparece
cuando te pienso.
Aunque tal vez
son los silencios
de observar tu imagen
los que la alejan.
Y digo tal vez,
porque no entiendo
la piel tan fría
si el corazón arde,
si sé que existes
y el tiempo no comprende
detener su camino
y esperarnos.
Pero es bueno
saberte posible.
Tú darás sentido
a cada una
de las lágrimas.
La soledad
es el primer paso
para dejar de estar solo.
Mientras,
yo vivo un poco más
en cada verso,
y con este poema
ensayo el lenguaje
que cambia a tu llegada:
Nadie por ti.
Yo por nosotros.

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