domingo, 7 de julio de 2013

Morirse de otra manera


Se debía morir de otra manera.
Transformarnos en humo, por ejemplo.
O en nubes.
Cuando nos sintiésemos cansados, hartos del mismo sol
fingiendo de nuevo todas las mañanas,
convocaríamos a los amigos más íntimos con una tarjeta de invitación
para el ritual del Gran Deshacerse: "Fulano de tal comunica
al mundo que va a transformarse en nube hoy
a las 9 de la mañana. Traje de calle".
Y entonces, solemnemente, con pasos de refrenar el tiempo,
traje oscuro, ojos de luna de ceremonia, vendríamos todos a asistir
a la despedida.
Cálidos apretones de manos. Ternura de escalofrío:
"¡Adiós! ¡Adiós!"
Y, poco a poco, despacio, sin sufrimiento,
en una dulce pereza de arrancar raíces...
(primero, los ojos... a continuación los labios... después el pelo...),
la carne, en vez de pudrirse, comenzaría a transformarse
en humo... tan leve... tan sutil... tan polen...
como aquella nube allá lejos (¿la veis?) en esta tarde de otoño
aún tocada por un viento de labios azules...
José Gomes Ferreira

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